Camino a la autonomía

 


    ¿Qué es más importante? ¿Aprenderse las tablas de multiplicar o saber cómo aplicarlas? 

    En este maravilloso y largo proceso de la educación es bastante común que ciertos conceptos lleguen a confundirse en el camino y que comencemos a evaluar la efectividad de un aprendizaje basándonos en la capacidad de memorización y repetición y no en su implicación práctica en la vida diaria. 

    Preguntas simples como ¿qué es más importante? o ¿para qué sirve? pueden ayudarte a establecer metas certeras a la hora de plantear actividades destinadas a potencializar el aprendizaje de tus hijos y te permiten trazar un camino mucho más efectivo y enfocado en el crecimiento y desarrollo personal integral como personas.

    Durante la etapa inicial (hasta los 5 años) el enfoque "académico" se centra en el conocimiento del mundo que nos rodea y el dominio de nuestras propias capacidades. Al dar el paso a la etapa comprendida entre los 6 y los 12 años podemos ampliar el horizonte y enfocar el aprendizaje a la búsqueda y desarrollo de la autonomía y la vida en el mundo real.

    Si esperamos a que una persona cumpla los 18 años para finalmente otorgarle el derecho a pensar por sí misma, lo más probable es que ésta no se encuentre capacitada para hacerlo y que tenga que descubrirlo a prueba y error en el camino. ¿A cuántas personas conocen que hayan cambiado de carrera más de una vez al ingresar a la universidad? o ¿a cuántas que de plano hayan terminado una carrera para dedicarse a algo completamente distinto porque finalmente descubrieron que eso no es lo suyo en absoluto?

    La etapa de educación básica es ideal para permitirnos "ensayar" la autonomía y evaluar causas y consecuencias de una manera segura y sin efectos negativos. Si uno de los hijos comienza clases de canto, decide dejarlas y unos meses después se da cuenta de que era algo que si le gustaba y quisiera regresar; no solo habrá aprendido que el canto le gusta, sino que al tomar la decisión de dejarlo (por flojera por ejemplo) se ha atrasado y deberá comenzar de nuevo; conocerá el peso de sus decisiones. Es aquí donde se vale experimentar y probar actividades y métodos para descubrir pasiones (música, baile, deporte, ciencia...) y aprender sobre organización, responsabilidad y autonomía.

    Ahora, saltar de rama en rama también cuenta con algunas reglas. Nuevamente el enfoque debe ir encaminado a proporcionar un crecimiento personal que permita a los niños conocerse y desarrollarse de manera integral. Permitirles escoger y cambiar de actividades puede ayudarlos a encontrar algo que les apasione, pero también debe ayudarlos en su crecimiento como personas. Ciertas reglas pueden ser establecidas, algo como "prueba un mes, si no te gusta cambiamos" "si decides quedarte, continuarás con esta actividad un mínimo de (6 meses)" "puedes abandonar la actividad si ésta no te gusta, pero no por flojera"... 

    El enfoque es válido para todas las áreas de desarrollo, no sólo para actividades deportivas y artísticas; funciona para la parte académica y la vida misma. En todas las actividades diarias que realicen se les puede dar el poder de elegir algo, ejercitando su derecho a decidir por sí mismos y su autonomía; y se les guía para lidiar responsablemente con la consecuencia lógica de sus decisiones. "¿Qué prefieres, arroz o sopa?" "Sopa" "... siempre si mejor quiero el arroz" "Bueno, para la siguiente ocasión podrás tener el arroz" No es factible convertirnos en personas autónomas sin desarrollar la responsabilidad y sin comprender el efecto de nuestras decisiones.

    Cuando aplicamos éste enfoque a la parte académica es cuando preguntas como ¿es mejor aprenderse las tablas o saber aplicarlas? toman sentido. Si la finalidad de la educación es desarrollar la autonomía y la responsabilidad (entre otras), entonces se puede trabajar para aprender a aplicar todo a la vida diaria y no a coleccionar datos en la memoria. Saberse las tablas de multiplicar es muy útil, pero si no se sabe aplicarlas (desde el simple mecanismo de una multiplicación larga, hasta el razonamiento de un problema donde la solución lógica sería llevar a cabo una multiplicación), entonces resultan completamente inservibles. Si se trabaja el desarrollo del razonamiento (aunque fallen un poco las tablas) a la larga ambos conceptos y habilidades habrán sido desarrollados y cumplirán con su finalidad de ayudarte en la vida diaria. Nuestras decisiones como padres son indispensables para trazar su camino a la autonomía.

    Como padres debemos aprender a tomar decisiones basándonos en la meta de crecimiento y desarrollo de nuestros hijos y no en nuestros miedos y limitaciones. Los niños que llegan a los 18 años sin saber utilizar un cuchillo (porque se pueden cortar), sin saber cocinar (porque se pueden quemar), sin haber aprendido a tender una cama (porque no tienen tiempo), a lavar su ropa (porque la lavadora no es un Xbox), a razonar por sí mismos (porque solo siguen indicaciones), a ser responsables con su trabajo (porque siempre hay alguien que soluciona las consecuencias en su lugar)... simplemente no se encuentran capacitados para "ser adultos" y comenzar a ejercer su autonomía e independencia.

    Recordemos siempre la meta, el objetivo de toda educación, es capacitarnos para la vida.

"Hoy trabajamos historia y ciencias ¿con cuál quieres empezar?"
"¿Tiendes primero la cama o recoges tus juguetes?"
"¿Prefieres lavar los trastes o recoger la mesa?"
"Puedes dormirte más tarde, solo recuerda que mañana hay que levantarse temprano"
"¿Sobre qué tema te gustaría aprender este mes?"
"Puedes escoger un libro sobre cualquier cosa que te guste"
"Puedes jugar con electrónicos (horas x día), escoge como utilizas ese tiempo"

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